no tan de cerca

Cíclicamente y como el solsticio de verano aquí están de nuevo, los Hnos. Parada y su pequeño y humilde circo, y lo comprobé anoche de nuevo, su actuación congregó a cientos de niños y mayores que disfrutaron en  una noche de verano con la luna colgada en lo más alto de la carpa (si la hubiese), porque estos actores lo hacen sin ella, en un descampado en las afueras de la ciudad, entre la maleza de cardos y espigas de perro. Resonaban las carcajadas y el jolgorio de los más peques que incluso participaron con entusiasmo en el último número, una corrida cómica con toro de trapo.

Hace dos años que los conocí y ya edité algo sobre ellos, entré a saludarlos y llevarles unas fotos.  Para el descanso y ya que mi sobrina Paula durante largo rato no paró de insistirme en que  quería conocerlos, decidí llevarla sorteando los cardos y algún que otro pequeño can, cuando entramos  algo no le cuadró y de como me apretaba la mano y se escondía detrás mío comprendí que algo entre vergüenza y miedo debía de estar sintiendo en esos momentos y debió de pensar que esto de los payasos esta muy bien pero...