viernes, 16 de noviembre de 2007

castañeros

Este retrato de Irineo fue tomado en el año 1991







Como tiene que ser, el tiempo de las castañas debe de ser frío, y eso es lo que hacia, frío, mucho frío, en el día escogido para charlar con Eloy y hacerle unas fotos.

Las castañas asadas de toda la vida aquí en Alcázar son las de Eloy con su tradicional máquina del tren, era en el año de mil ochocientos setenta y cinco cuando vendían los barquillos en temporada, algunos años después seria el bisabuelo Antonio el que introdujera las castañas y fue en mil ochocientos veintiséis cuando se establecieron definitivamente en nuestra ciudad (vinieron de Bárcena de Toranzo, del valle de Pas, Cantabria) con las castañas, helados y barquillos de la mano del abuelo Eloy, mas tarde Irineo que casado con su madre fue el que asentó los negocios en Alcázar y actualmente Eloy, el tataranieto de la saga.

Por un euro, una docena, son las que entran en el cartucho de papel de periódico, me cuenta Eloy (mientras cuenta unas castañas en su mano) que: No hace mucho vino a comprarle castañas un señor muy mayor de noventa y cinco años que recordaba como de niño y de la mano de su abuelo venían a la máquina de las castañas para adquirir por aquel entonces una docena por dos céntimos de peseta, también comenta que: Hoy quedaran doce o catorce máquinas repartidas por la geografía nacional en ciudades como Valdepeñas, Albacete, Santander, Torrelavega, Astorga ... nosotros teníamos dos que colocábamos una en la Plaza y otra en el Cristo.

¿Quién puede resistirse a degustarlas y a la vez calentarse las manos? ¡con estos fríos!

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