Parece no estar claro por los geógrafos el lugar del nacimiento del río Guadiana, mientras que durante muchos años se atribuía el nacimiento a las lagunas de Ruidera, parece ser que este río en sus comienzos, es decir, el alto Guadiana, nace en los manantiales de los Zampoñones al que su unirá el río Pinilla y llegando a poco recorrido a la laguna Blanca, que es la primera de un rosario de quince lagunas que conforman este espectacular oasis manchego, de aguas claras, unas azules y otras esmeraldas.
Lagunas de diversa morfología y vegetación se caracterizan por sus corrientes de aguas, van trasvasándose por cascadas y es de los ruidos de éstas de donde parece originarse el nombre que ya desde la Edad Media se le atribuyó “La Ruidera del Guadiana”. Pero parece ser que en el Atlas del Escorial y en tiempos de Felipe II, aparecen mencionadas como “Riadera”, pues es frecuente que estas lagunas en épocas de crecida se desborden formando riadas.
Lagunas de diversa morfología y vegetación se caracterizan por sus corrientes de aguas, van trasvasándose por cascadas y es de los ruidos de éstas de donde parece originarse el nombre que ya desde la Edad Media se le atribuyó “La Ruidera del Guadiana”. Pero parece ser que en el Atlas del Escorial y en tiempos de Felipe II, aparecen mencionadas como “Riadera”, pues es frecuente que estas lagunas en épocas de crecida se desborden formando riadas.
Siempre que me preguntan sobre que visitar y conocer en la Mancha hago mención de estas lagunas, pues en mi opinión son de visita obligada, ya que aquel que las visita por primera vez se ve realmente sorprendido por su belleza y por encontrar semejante tesoro natural en tierra manchega. En los últimos años me gusta visitarlas en invierno pues ofrecen un atractivo diferente, distinto, en soledad.
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