miércoles, 23 de enero de 2008

ciertos tesoros


Una afición compartida con algunos amigos es buscar tiendas antiguas y los objetos de antaño que aun puedan conservar, tiendas especializadas en todo, donde podías encontrar objetos de muy diversa índole, como desde unas tijeras de podar, un blusón, una rancia colonia o hasta un “muñeco” como el de la foto que el señor dependiente me enseñaba con orgullo, pues ya presidía el mostrador desde tiempos de su abuelo.

Poder husmear (según el diccionario de la RAE Andar indagando algo con arte y disimulo) en una trastienda repleta de cosas entregadas al olvido o que simplemente dejaron de tener interés un determinado día vuelven ahora una vez desempolvadas a que las miremos de otra manera, a meditar sobre su belleza, sobre los materiales o sobre el diseño peculiar de la época en la que fueron concebidas, objetos que a pesar de tener cien años resultan ser para nosotros toda una sorpresa, ¡que bien se hacían algunas cosas!

Curiosidad pura y dura, pero además, en vena.

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