viernes, 27 de febrero de 2009

conversaciones en la pared

Este pasado miércoles, el de ceniza, pensaba en acercarme a algún pueblo para realizar fotos del entierro de la sardina, pero dudé y elegí otro destino, pues tenía pendiente acercarme a la estación de río Záncara de la línea MZA, aquí todavía existe un apeadero, pero creo que nadie hace eso ya, los que se apearon y en bandada fueron aquellos que abandonaron sus prósperas bodegas, alcoholeras y quinterías, cultivaban y elaboraban a píe de vía y embarcaban sus productos en aquellos mercancías.

Yo ya sabía lo que me iba a encontrar, pues hace años que visité la zona. Me introduje en una de las bodegas a través de una puerta desvencijada de imprecisos verdes, ladridos lejanos que delataban mi presencia, un hombre que machaca algo en el otro andén, aire frío, escombros, maderas grises con clavos apuntando al cielo y tinajas pintadas de óxido por el paso del tiempo, etc., etc., era el panorama escogido, …bueno, el caso es que llevaba ya un buen rato ensimismado en todo esto cuando tuve la certeza de estar siendo observado, cierto mosqueo me hacia mirar en todas direcciones y el oído afinado para escuchar gravemente algo así como: ¡oiga usted, que hace! y un ¡guau! de esos que tienen la cabeza gorda (no iba ser la primera vez), siempre imagino o tengo pensada una peregrina respuesta o explicación para justificar el estar haciendo fotos ante semejante paisaje, pero que será propiedad de alguien, no? …al fin los encontré con el rabillo del ojo, les encaré con la cámara (autodefensa), fijaron su mirada en mi por un instante y luego iniciaron una conversación que a mi no me apetecía escuchar y me apeé, había terminado.


12 comentarios:

  1. muchas gracias por tu comentario, ya he cambiado el color de la letra en la entrada ya que efectivamente costaba mucho leerla.

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  2. Encontraste la ceniza que buscabas, Miguel, y también el paisaje de Cuaresma. En el lugar de tus conversadores veía yo sus huellas exactas y los orificios de los clavos que los mantenían sujetos al lugar. Si te los encuentras en carne y hueso los reconocerás porque llevan los pies agujereados.

    Qué bien contada esa sensación de acecho que a veces nos asalta a los que acechamos.

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  3. Esos lugares son especiales para fotografiar. Se dispara la imaginación y vibran las ideas. Bien capturada y bien compuesta. Las paredes muestran el paso del tiempo, nos hablan del lugar que fueron o que son

    Saludos

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  4. Eso es saber ver y relatar. Las sensaciones son dificiles de transmitir, tu lo consigues.

    Saudiños

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  5. Estos sitios tienen mucho encanto y si nos paramos un rato a mirarlos y pensar, podremos ver historias en sus paredes. Historias como la que hoy nos traes. Bonita composición.

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  6. Pues menos mal que te fuiste pronto de allí, Calata. Me han contado historias terroríficas sobre lo que han sido capaces de llegar a hacer los Muro-Toons.

    Me pregunto si se veían a simple vista o es que ya has adiestrado a tus ojos para encontrar cosas tan curiosas.
    Saludos!

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  7. Opino lo que JuanRa Diablo... tienes una forma espacial de "mirar", muy buena tanto la descripción como la foto... (a mí me ha dado un poco de miedo)...

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  8. Todo un mundo lleno de vida... para aquellos que sepan mirar... me gusta su conversación, si, me gusta... y su presentación en ese mundo de aparente pared...
    En "hilos de oro" también hay un mundo expresándose, sólo para miradas avezadas...
    Un abrazo

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  9. Es verdad, como ha dicho MGA da algo de miedo.La descripción es geanial.

    Saludos

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  10. Me ha sorprendido muy gratamente tu blog. Pasare a menudo un abrazo.

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  11. Por un momento creí revivir las "caras de Belméz", pero no: puro desconche de pared.

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  12. JUANRA: estoy deseando leer esas historias de los Muro-toons en tu blog.

    Tanto como miedo, no, pero algo había allí y además era muy tarde, casi de noche, me habría quedado pero....

    sañudos y gracias por vuestros comentarios

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