El otro día estuve en una comida informal con cocineros y bodegueros, probamos varios vinos, pero uno de ellos me gusto especialmente, tinto y estaba muy fresquito, se trataba de un vino de este año que sólo tenía cuatro días, los aromas eran de frutas y en boca todo taninos, espectacular como un vino tan joven y tan incipiente nos habla ya de lo que va ser de mayor...
Para mi los tintos jóvenes de la Mancha son los que más me gustan, muestran sus aromas juveniles y sus divertidos colores encarnados y violetas, tomados algo fríos, pues eso, muy ricos... ¿verdad? No voy yo aquí a competir con los grandes entendidos de vino que hacen esas descripciones tan interesantes (muchas veces más que el propio vino), con esas evocaciones, recuerdos de no sé qué... y no sé cuantos..., yo por más que lo intento no logro descubrir nada más que una o dos cosas, pero eso si, sé si el vino me gusta.
Para mi los tintos jóvenes de la Mancha son los que más me gustan, muestran sus aromas juveniles y sus divertidos colores encarnados y violetas, tomados algo fríos, pues eso, muy ricos... ¿verdad? No voy yo aquí a competir con los grandes entendidos de vino que hacen esas descripciones tan interesantes (muchas veces más que el propio vino), con esas evocaciones, recuerdos de no sé qué... y no sé cuantos..., yo por más que lo intento no logro descubrir nada más que una o dos cosas, pero eso si, sé si el vino me gusta.
Ahora las uvas ya están en las bodegas y éstas con todo su trajín, los bodegueros se afanan en su trabajo de día y de noche, es el momento decisivo si queremos tener buenos caldos.
Cuando te preguntan cuál es la mejor ropa que tienes, nunca piensas en la más cara, sino en aquella con la que tú te encuentras más cómodo y más favorecido. Eso te da seguridad y te eleva el ánimo. Con el vino pasa algo parecido. Es raro que abras una botella de vino para bebertela tú solo, sino que lo haces para compartirla con tus amigos y tus vecinos. En ese momento, para tí el mejor vino es el que te hace sentir cómodo, él que no te violenta, sino que te anima a conversar y pasar un buen rato disfrutándolo. Si, al igual que se hace en las catas, se hiciera una lectura a ciegas de muchas críticas de vinos, nos encontraríamos grandes sorpresas, pues a veces se trata de simple literatura repetitiva (frutos rojos, cuero, madera, carnoso, plátano, hierbas recién segadas, etc) que lo mismo se aplican para un tinto de nuestra tierra, que para uno de Rueda o el Priorato.
ResponderEliminarSea de una manera u otra, el caso es que el tema del vino, además de gustarnos, nos da motivo para conversar (a muchos, además, para demostrar una pendantería estúpida de agarreté y no te menés). Pienso que hay que liberarse de la tiranía de los modismos y reconocer que cada momento tiene su vino y tanto se pude disfrutar de un tinto recíén hecho, como el que túhas probado, que de una botella de los excelentes vinos de autor (¡ya me salió el ramalazo repipi) que ahora hay en Castilla-La Mancha Bastante tonteria hay en torno a la moda del vino, como para complicarla con las trampas del marketing. En fín, solo nos falta esperar unas semanas para probar la nueva cosecha.
"Para que el vino sepa a vino, se ha de beber con buen amigo", refrán popular.
BASAJAM
Jamás he tomado una botella yo solo, siempre me gusta rodearme de mis amigos y descorchar esas botellas que he guardado celosamente para la ocasión, es decir, alrededor de una mesa y con algo cocinado con el cariño y la excitación de compartir y charlar en una velada interminable en una noche fresca de verano... ¿no?
ResponderEliminar